14/3/17

Pere Mir, el filántropo de la ciencia

Que uno de los principales centros de investigación oncológica, el Vall d'Hebrón Institut d'Oncologia, reconozca en palabras de su director, Josep Tabernero, que "sin la fundación privada Cellex no seríamos nada", dice muy poco sobre las políticas gubernamentales en materia de investigación y desarrollo científico. Si este país sobresale ligeramente del subdesarrollo en ciencia es gracias a personas particulares, y a menudo casi anónimas, como Pere Mir, creador en 2002 de la Fundación Cellex y auténtico líder del mecenazgo científico que falleció en Barcelona el viernes a los 97 años de edad.
"Sin Cellex y Pere Mir, ni yo ni muchos otros no podríamos competir con los investigadores de EE UU, Reino Unido y Alemania en la Champions de la investigación", reconoce Manuel Esteller, director del programa de Epigenética y Bilogía del Cáncer del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge, un líder mundial en epigenética. Pero a pesar de ello, Pere Mir pasó por la vida como una de las personas humanamente tan excepcional como discreta. Persona absolutamente desconocida por el gran público, su defunción no se ha dado a conocer hasta que sus cenizas han descansado en el panteón familiar del cementerio de Vilassar de Mar (Maresme). El jueves, la parroquia de esta localidad acogerá un funeral en su memoria. Así se cierra simbólicamente el círculo de filantropía personal que comenzó en 1960, cuando Mir hizo un primer donativo a la residencia de ancianos Casa Pairal, de este población costera. Pere Mir nació en Barcelona en 1939. Químico y empresario, tenía en su haber más de veinte patentes, de entre las cuales destaca una fórmula para extraer formol de la madera. Con los beneficios de la venta de Derivados Forestales, en 2002, Mir creó la fundación Cellex, destinada a financiar proyectos científicos ambiciosos, y que acogieron, entre otros, a Josep Baselga, director médico del hospital Memorial Sloan Kettering de Nueva York.
La fundación Cellex destimo en su día 16 millones de euros a la puesta en marcha del Institut de Ciències Fotòniques, referencia mundial en fotónica. El Instituto de Oncología de Vall d’Hebron también tiene desde el 2015 un edificio de siete plantas íntegramente financiado por Cellex, y el instituto Idibaps del hospital Clínic, dispone de un Centre de Recerca Biomèdica Cellex de más de 5000 metros cuadrados. Además, Sant Pau, Germans Trías i Pujol o Sant Joan de Déu también han recibido la ayuda de Cellex en sus proyectos de investigación. Además financia el Centro de Formación Interdisciplinaria Superior de la UPC e impulsa un programa destinado a estudiantes de bachillerato con un alto nivel de matemáticas. En total, más de 120 millones de euros invertidos durante quince años en ciencia e investigación. La fundación tiene programadas inversiones hasta 2020.
"Se vive más tranquilo sin ser famoso", había declarado a un periódico en una de sus escasísimas apariciones en los medios. Aficionado a pilotar avionetas y a navegar, Pere Mir vivió con pasión y calma, pero su legado moviliza a toda la sociedad que, sin su altruismo, sería más pobre y necia.