27/2/16

Ricard Vaccaro, artista de la caligrafía

La tramontana es un viento de norte que suele soplar fuerte y frío, pero que deja cielos limpios y rotundamente azules; cielos en los cuales se puede pintar como si se escribiera. Las formas de la pintura y la escultura de Ricard Vaccaro tienen algo de caligráficas. "La obra de Vaccaro tiene alguna cosa de fundacional en el gesto de la escritura", sostiene Vicenç Altaió Quizás por ello la última exposición del artista se titula así: Tramuntana. La muestra, que se puede verse hasta el mes de mayo en el Museo Can Mario de Palafrugell (Fundació Vila Casas), es la póstuma del creador barcelonés. Vaccaro falleció el pasado jueves a la edad de 70 años. 
Nacido en Barcelona pero afincado en Cornellà de Llobregat y con taller en La Llagosta, Ricard Vaccaro hubiera querido ser poeta, pero su formación en la Escola Massana entre 1967 y 1971 le llevaron por el camino de las artes plásticas. Quizás por ello Espriu o Foix fueron fuentes constantes de inspiración. Quizás por ello pintó formas como palabras llenas de velos, capas y sugestivas trasparencias que otorgaban a su obra una profunda dimensión sensual desde los lenguajes simbolistas de la abstracción. "Siempre había pensado que la creación era una fuente de placer, y así ha sido hasta hace poco. Ahora he descubierto, y no sin sorpresa, que es uno de los momentos de más angustia, casi de dolor, que uno puede vivir", dejó escrito en su web. La enfermedad contra la que luchó durante largo tiempo le acercaron al dolor de la creación en soledad: la lucha cotidiana por la vida.
Profesor en la escuela Thau desde 1970 hasta 2008, Vaccaro fue un artista comprometido políticamente con la izquierda catalanista. Una escultura homenaje a Jordi Solé Tura en Mollet, una pieza en memoria de Ernest Lluch en la facultad de Económicas de la UB, una escultura dedicada a Lluís Companys en Castelldefels y otra a Joan N. Garcia Nieto en Cornellà certifican esa actitud. "Sus obras son fragmentos de una sinfonía única resultado de una revuelta permanente de las formas estéticas", escribió Ignasi Riera en el catálogo de una exposición de Vaccaro en la sala Artual de Barcelona.
La paz y el diálogo fueron los temas preferidos en sus escultura públicas. Debutó en este terreno en 1992 con Geografia de l'ombra, conjunto de 13 pirámides ubicadas en el punto del Torrent Gornal donde confluyen los términos de Barcelona, Esplugues y l'Hospitalet. Vaccaro firmó también Flama, ubicada en la Torre Llobeta de Horta (Barcelona), y una escultura dedicada a Richard Wagner que debía situarse en el Turó Park barcelonés. "Mi escultura se aguanta estéticamente porque trabajo mucho el espacio donde se va a instalar, si vive gente, si es amplio. Hablo con los vecinos para impregnarme del lugar", dijo en una entrevista. Su escultura Homenatge a Joan Miró (1993) recibió el premio de la crítica. Vaccaro se dedicó también al diseño de joyas.
El pasado año el Observatori de la Discapacitat Física de la UB creó el Premi Ricard Vaccaro a l'Ètica i el Compromís Social. Este galardón, impulsado y diseñado por el artista, pretende reconocer el papel de todas aquellas personas o instituciones que contribuyen de forma altruista a fomentar el bien común en el ámbito social y de la salud.