10/6/14

Tomàs Gil, decano de los compositores de sardanas

A pesar de que las 'ballades' populares de sardanas viven en estado de una cierta languidez desde hace años, la música popular escrita para cobla mantiene un alto nivel tanto de composición como de interpretación. La celebración, hace apenas unos días, del treinta aniversario de la Cobla Sant Jordi, formación que ha trabajado con músicos tan diversos como Roger Mas, Pascal Comelade, el Dj y productor Raph Dumas, Niño Josele o Carme Canela, es un buen ejemplo de la vitalidad y contemporaneidad de la música de cobla más allá de las tradicionales sardanas. Claro está que ello no habría sido posible si prolíficos compositores como Tomàs Gil Membrado (Horta de Sant Joan 1915) no se hubieran dedicado con cuerpo y alma a la escribir sardanas y música para cobla durante los largos años de recuperación cultural de Catalunya. Gil, decano de los compositores y el más copioso, con unas 1300 sardanas, falleció la madrugada del miércoles en Barcelona a los 99 años.
Comenzó tarde en la composición de sardanas, pasados los cuarenta años, cuando entró como instrumentista de fiscorno en la ya desaparecida Cobla Barcelona, pero su intensa actividad musical le convirtieron en uno de los referentes del auge de la sardana a lo largo de casi tres décadas. Fueron los años del 'boom' sardanista. Proliferaban las 'ballades' en todas las fiestas y plazas del país, no ya como un actividad resistencial, sino entendidas como un firme compromiso con la recuperación cultural de Catalunya. La juventud aprendía a bailar y se incorporaba a la tradición, y no había cita que no contara en el programa con alguna de sus composiciones: Coll de Jou (1967), Tarragona (1970), Hospitalenca (1966), Roca de Quer (1967), Lloret bonica (1972), El nostre Lluís (1975), La flama de la sardana o Una vela a l'horitzó (1980) fueron títulos muy populares, algunos premiados (70 de sus sardanas obtuvieron galardones), y musicalmente supusieron una renovación del género.
Pero Tomàs Gil Membrado no solo escribió sardanas. Además de trabajar durante un tiempo en música ligera, también compuso obras sinfónicas, religiosas y corales. Su trabajo 'Jotes de la Terra Alta' fue fundamental para la recuperación de este baile popular de las comarcas del sur. Pero por encima de todo Gil fue un compositor de sardanas para bailar, algunas incluso para ser interpretadas por dos coblas, como Figueres, l'encís d'una anella, Congratulació o Cala Romana. Compuso y gravó siete colecciones de seis sardanas y un poema sinfónico, una para cada día de la semana, y otra seria de doce, una para cada mes.
Tomàs Gil recibió la Creu de Sant Jordi en 2010. Aquel mismo año el ayuntamiento de Parets del Vallès, donde vivió los últimos once años, le hizo un reconocimiento institucional y un homenaje. El sepelio del compositor tuvo lugar este viernes en el tanatorio de Collserola.