24/2/13

Víctor Ammann, fundador de la Orquestra Mirasol

A mediados de 1973 Barcelona era una ciudad gris. La pujanza económica, la consolidación de la emigración y un cierto halo, un poco provinciano, de ciudad de cultura (en especial editorial y literaria), la tenían sumida en una modorra de autocomplacencia pequeño burguesa en la que tan solo desentonaban los cantautores de Els setze jutges, por su carácter político, y los del Grup de Folk, por su tono más rupturista y moderno. Luego estaban los conjuntos: Sírex, Mustang o Salvajes, que cantaban en castellano imitando los grandes grupos del panorama internacional.
El mes de mayo de aquel año Víctor Jou inauguró un club musical en un antiguo almacén de tejidos de la calle Platería, en pleno centro medieval. Le llamó Zeleste. Aquel local, la gente que pasó por su escenario y por su barra, cambiaron la faz de la ciudad abúlica y autocomplacida. El pianista Víctor Ammann, fundador de la emblemática Orquestra Mirasol, fue uno de los protagonistas destacados de aquel movimiento al qué Gato Pérez le llamó Ona Laietana. Ammann falleció el lunes a la edad de 64 años.
El jóven Ammann formó parte de la banda con La que Ovidi Montllor gravo ‘Crónica d’um temps’, un disco avanzado, en el que el cantautor de Alcoi acercaba La cançó a los ritmos progresivos y psicodélicos. Allí conoció a Xavier Batllés. Y con él creó la Orquestra Mirasol.
‘Salsa Catalana’ (1974), el disco de debut de la Mirasol (sus componentes vivían en comuna en esta zona de Sant Cugat), fue el manifiesto fundacional de la Ona Laietana y, visto desde hoy en día, uno de los pilares de los ritmos de fusión y mestizaje que hoy ocupan un espacio central en la música española. La simbiosis de rock, jazz y aires mediterráneos bajo influencia de Chick Corea, Miles Davis o Herbie Hancock dotó de una personalidad inaudita a la música de por aquí, que hasta entonces siempre iba a remolque de la chanson francesa o Beatles y Stones. Quienes tuvimos ocasión de oír en directo la Mirasol cambiamos radicalmente la idea de gusto musical, aprendimos y obtuvimos criterio. Crecimos. Creativamente el dúo Ammann / Xavier Batllès, era una máquina rítmica qué, taloneada por el saxo del gran Ricard Roda y las percusiones de Pedrito Díaz, daban una solidez y originalidad insólita. Tan alto era el nivel de aquel trabajo, que tras el segundo, el doble ‘D’oca a oca i tira que et toca’, la banda se disolvió. Tras el zenit ya no quedaba nada por dar. La Mirasol se convirtió en Mirasol Colores a la búsqueda (menos fructuosa) de ritmos caribeños. Un tiempo después, Batllès i Ammann siguieron investigando con ritmos autóctonos en La Rondalla de la Costa, y el pianista prosiguió su viaje con los Blay Tritono, una formación fundamentalmente de viento, muy interesante pero musicalmente más oscura que la reluciente Mirasol.
Tras el deceso de la Ona Laietana en 1978 a manos del punk nacido en la periferia urbana, Víctor Ammann trabajó también con Maria del Mar Bonet en discos intensos como ‘Alenar’ y, los últimos años, trabajó junto a Tortell Poltrona en Pallassos sense fronteres. Las exequias fúnebres por Víctor Ammann tuvieron lugar el viernes en Barcelona, la ciudad que iluminó con su piano Fender Rhodes.