7/7/11

Miquel Pairolí, escritor y articulista

Hay personas a las que, por su vocación y el tiempo en el que viven, el destino les concede la suerte de ser parte activa de algún proceso que, quizás con laos años, pueda llegar a calificarse de histórico. El escritor Miquel Pairolí (Quart 1955), que falleció el miércoles en su villa natal víctima de un cáncer, fue uno de esos.
Tocado pronto por la creación literaria, Pairolí estudió filología catalana y comenzó a ejercer la crítica en la revista Presència, uno de los polos de agitación cultural de Girona durante el franquismo. Fruto de todo eso el escritor fue, sin proponérselo ni buscar protagonismo, uno de los impulsores intelectuales del renacimiento de la ciudad con la recuperación de la democracia. La salida de Punt Diari, la Universidad de Girona o el activismo de núcleos como la Llibreria 22 o los cines Truffaut, concedieron un plus de carácter y vitalidad a Girona que la joven democracia local supo aprovechar para proyectar la ciudad hasta una de las posiciones más privilegiadas de todo el país. El epíteto de ‘la Florencia catalana’ que el ex alcalde Joaquim Nadal acuñó para su ciudad, tuvo en la decidida actitud de creadores, agitadores y intelectuales como Pairolí a los promotores de ese renacimiento que no solo fue político, sino que sobre todo fue cultural. La generación del escritor ahora fallecido supo tomar el relevo de los históricos antifranquistas y proyectar con solvencia la potencia entonces emergente de Girona a toda Catalunya. Ese es el legado que su vocación y la época en la que ha vivido concedieron a Miquel Pairolí.
Hombre de pocas palabras y profunda mirada, Pairolí era un escritor de detalles. Hombre profundamente local con inmensa proyección universal, el escritor savia que, en la pretendida anécdota, está la raíz del discurso, el argumento decisivo. Deudor de Pla, pues, le dedicó en 1996 el ensayo ‘Geografia íntima de Josep Pla’. Antes había debutado con una crónica sobre el cambio generacional y cultural en la Catalunya de los años 80, había publicado también su primera novela, ‘El camp de l’ombra’ (1995), retrato de la agonía de lo rural, y una obra de teatro, ‘El retrat de Voltaire’ (1994). ‘El convit’ (1998), ‘El manuscrit de Virgili’ (2004) y ‘Cera’ (2008) son los títulos del resto de sus novelas.
Con ‘Paisatge amb flames’ (1990), ‘L’enigma’ (1999) y el reciente y último libro ‘Octubre’ (2010), Miquel Pairolí realizó una intensa y detallada mirada a su mundo en forma de dietario que fue reconocido por sus colegas críticos con el premio Serra d’Or para el último de los volúmenes, que a la postre se ha convertido también en el último de sus libros.
También se dedicó al género biográfico, con trabajos sobre Joan Oró y Antoni Maria Badía i Margarit.
Articulista de El Punt y el Avui, el pasado 29 de mayo publicó su último texto, al que tituló Teló, y con el que se despedía de sus fieles lectores que lo han seguido día a día desde el año 2000. Él mismo definía su columna con cuatro ingredientes: sentido crítico, reflexión, memoria y una cierta voluntad de estilo. Un buen legado para futuros escritores.