3/11/08

JOSEP Mª SOCÍAS HUMBERT, EL ALCALDE DE LA TRANSICIÓN


A veces la vida pone a las personas en encrucijadas complejas en las que no cabe hacerse atrás o esconderse. Cuando Josep Maria Socias Humbert (Barcelona 1937), fallecido ayer de cáncer en el hospital de la Vall d’Hebrón, fue nombrado alcalde de Barcelona en diciembre de 1976, sabía sobradamente a lo que se exponía, quizás fue esa una de sus virtudes. Substituir al tardofranquista Joaquim Viola y preparar el terreno para la llegada de la democracia local en una ciudad gris que todavía llevaba la derrota escrita en la piel de sus calles, era una tarea de la que solo podía quedar señalado de por vida o salir airoso.
Hombre de confianza del Ministro de Gobernación Rodolfo Martín Villa, tras dos años de alcalde Socias Humbert cedió el bastón en enero del 79 a Manuel Font, alcalde en funciones, y éste a Narcís Serra, con todo el honor del impecable servicio prestado a la ciudad. Desde entonces nadie dudó en reconocerlo como uno de los políticos más importantes de la democracia a pesar de no haber sido elegido por sufragio universal.
Josep Maria Socias Humbert había nacido el 24 de octubre de 1937 en Barcelona. Licenciado en Derecho y diplomado en Administración de Empresas, Estudios de Mercado y Cooperación, se formó en el Frente de Juventudes antes de entrar en el sindicato vertical. En 1975 fue nombrado vicesecretario provincial de la Organización Sindical, después Secretario General y finalmente Delegado Provincial. Desde sus cargos en los sindicatos le tocó primero enfrentarse a las grandes movilizaciones obreras de finales de los sesenta y, poco después, desmantelar el sindicalismo franquista. Desde 1967 hasta 1976 fue procurador sindical a Cortes, y después procurador municipal. Tras su etapa al frente del consistorio barcelonés, Socías Humbert fue senador por designación Real hasta 1979, estando adscrito primero al grupo mixto y después a Entesa dels Catalans. Fue por entonces cuando se acercó al PSC.
Pero Josep Mª Socías Humbert será recordado por su etapa al frente del ayuntamiento de la capital de Catalunya. Lejos de hacer una labor estrictamente continuista actuando al dictado del Ministerio de Gobernación, fue un alcalde emprendedor y muy próximo a la ciudadanía, dos novedades políticas en la plaça Sant Jaume que fueron muy bien acogidas por la ciudad. Al lado del arquitecto Joan Antoni Solans, Socías inició un proceso de ordenación del caótico y asfixiante urbanismo barcelonés. Suyas fueron las primeras zonas verdes construidas en la ciudad en décadas, los primeros centros cívicos de la historia, un cierto número de plazas que esponjaron la ahogada vida de los barrios y el proyecto de remodelación y transformación del Raval, hoy casi concluido.
Fruto de esta política favorable a la ciudad y su gente, Barcelona comenzó a despertar del letargo franquista y renació culturalmente. Los actores tomaron literalmente el teatre Grec de Montjuïc impulsando el festival de verano, los músicos ‘exiliados’ en Ibiza y Formentera volvieron, contactaron con jóvenes promotores y nuevos intérpretes que aparecían cada día y, a través del joven Zeleste, impulsaron la popular ‘Onda laietana’. Ocaña llenó de vida la Plaça Reial, los dibujantes editaron los tebeos del Rollo Enmascarado, Pau Riba se vistió de Doña Inés en un apoteósico Tenorio en un Born que fue de la ciudad pro primera y única vez, y miles de personas, sobretodo jóvenes, tomaron las calles para vivir intensamente la nueva libertad desde la ciudad. Ante esta obvia realidad, poco parecía importar que el alcalde no hubiera sido elegido en las urnas.

1 comentari:

Rafael del Barco Carreras ha dit...

JOSÉ MARÍA SOCÍAS HUMBERT, Alcalde de Barcelona, 1976-79.



Rafael del Barco Carreras



3-11-08. A los 71 años de edad ha muerto el último alcalde franquista elegido a dedo. 1976-1979. Abogado con bufete propio. Heredó la alcaldía del posteriormente asesinado Joaquín Viola Sauret. Miquel Roca Junyent dirá en las honras fúnebres en el Ayuntamiento que fue un hombre honrado y prudente que colaboró en la Transición a la Democracia. Es curioso el elogio del entonces socio de Narcís Serra (bufete de tráfico de influencias), o sea, íntimo del joven grupito de funcionarios de la Administración Local, por el Ayuntamiento Pascual Maragall, hombre de Porcioles, y en la Diputación, Serra versus Samaranch, que se hicieron con el Poder, conservando y ni de lejos liquidando el Franquismo Funcionarial. Socías provenía de los Sindicatos Verticales, otra pirámide de funcionarios, como ahora. Y colaboró tanto con los Socialistas que la Generalitat le honra en el 2008 con la “Creu de San Jordi”. Si nos atenemos a las fortunas del Régimen, conservadas y acrecentadas, se diría que en cuanto al DINERO el “atado y bien atado” del Caudillo se cumplía en Barcelona. Los hombres y bufete del Plan de la Ribera, desde la Barceloneta al Besós, donde no hay palmo de terreno o ladrillo sin su correspondiente corrupción. La crisis actual.

Yo, en el día de su muerte, quizá opinaría lo mismo sobre sus virtudes y prudencias, si no hubiera pasado tres años de mi vida en la horrible Modelo de los 80, pues al igual que mis conciudadanos nada sabíamos de nuestro Ayuntamiento ni sus alcaldes franquistas más que sus virtudes e inauguraciones. Aquella Modelo de los motines, mugre, muerte, violencia y masificación no era de su competencia, pero si lo era el CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA. Tres años presidiendo el ente al que dicen Antonio de la Rosa, padre de Javier, un simple secretario que nunca aparecería ante la Justicia, desfalcó la friolera entonces de 10.000 millones, o mucho más. El presupuesto de todo un año del Ayuntamiento.

En www.lagrancorrupcion.com relaciono las decenas de talones que asiduamente y durante los tres años desaparecieron. El día de la muerte de Franco se inicia el barrido de saldos que provenían de los abonos de la CAIXA para la realización del proyecto CITA, una central de transportes en el Vallés (actual Circuito de Cataluña) para descongestionar de camiones la Ciudad trasladando las agencias y almacenes de Pueblo Nuevo. Decenas de talones de grandes importes se ingresaban en el Banco Garriga Nogués de Javier de la Rosa, pero el Presidente, y con los vocales representantes del Ayuntamiento, Jaime Abella Castro, José María Dot Bosch, Eudaldo Travé Monserrat, José María Tormo Magrans, Mariano Ganduxer Relats, Jesús Calvo Martínez, Mariano Blasi Rialp y Don José Sangrá Bosch, no se ENTERÓ DURANTE TRES AÑOS. Su ignorancia no abarcaba solo los talones sino también que no se realizara el proyecto por oposición de las gestoras progresistas de los ayuntamientos de la zona. Serra apenas llegado a la Alcaldía declararía que se apercibió del exagerado dinero y terrenos (muchos dicen inexistentes), pero él a pesar de la nota de prensa en 1977 de Huertas Clavería en el periódico Tele Exprés sobre el grave endeudamiento del Consorcio NO SE ENTERÓ DE NADA. Tan poco sabría que sus apreciados sucesores ni le citaron en el Juicio en que se condenó a dos supuestos encubridores de Antonio (dos pequeños empresarios ajenos totalmente a la vida funcionarial política de la Ciudad) y al Delegado de Estado Bruna nombrado cuando ya habían desaparecido 9.000 millones. Un sumario cerrado en siete meses (los muchos casos económicos barceloneses han durado en instrucción un promedio de diez años) y con condenados que cumplieron antes de ser juzgados. ¡El progresismo de los nuevos socialistas al mando de Narcís Serra! Franquismo y caciquismo puro y duro.

Yo no conocía a nadie de los MANDOS MUNICIPALES ni del Consorcio, pero me condenaron por encubrir a alguien que jamás apareció. La PRUDENCIA de Socías ha alcanzado toda su vida con gran alegría de sus amigos socialistas y hasta la de los Convergentes de Pujol que años después nombrarían “consejero especial de la Generalitat sin cometido alguno” al abogado funcionario del Ayuntamiento en sus tiempos, Antonio de la Rosa, hijo. De él solo leí que fuera compañero político, lo digo así por no ofender su óbito, de mi por desgracia abogado Luis Pascual Estevill. Que descanse en paz.